¿Qué es?
Cuando una mamá tiene sobreabundancia de leche, esa situación se puede acompañar de una “bajada” muy rápida, circunstancia también conocida como reflejo de eyección intenso o fuerte. De manera gráfica, eso significa que la madre suelta un flujo intenso de leche en lugar de hacerlo gota a gota. Entonces es posible ver chorros de leche caer sobre objetos cercanos, es difícil de manejar en reuniones sociales e inclusive en el hogar.
Esto va de la mano, con frecuencia, con un bebé muy tónico, despierto y que aprendió muy rápido a lactar. Algunos bebés logran acomodarse muy pronto a ese flujo rápido de leche retirándose del pecho, entreabriendo la boca para que el excedente de leche caiga sobre el babero pero muchos pueden tener dificultades para manejar ese flujo: cuando la leche llega en abundancia se agitan, tosen, se ahogan, tragan bruscamente y en oportunidades sueltan el pecho llorando de frustración. ¡No es fácil para nadie!
Ese reflejo de eyección intenso lo notan madres que tienen una gran cantidad de leche o que tienen más de un bebé; para algunas mamás primerizas puede ser difícil de comprender. En general nos consultan por otros motivos, por ejemplo, preguntando qué alimentos se deben evitar pues su bebé tiene cólicos o deposiciones verdes. Puede vomitar y llorar mucho en la noche. Ahora bien, una de las primeras causas de cólicos en el bebé amamantado es el reflejo de eyección intenso además de un desequilibrio en la ingestión de la leche del comienzo de la lactada y la leche del final, por parte del bebé. Al amamantar de los dos pechos en cada sesión, por ejemplo, el bebé recibe más leche del comienzo de la toma, la cual tiene un alto contenido de lactosa (el azúcar de la leche materna) que de la leche del final de la lactada, más rica en grasa cuya proporción aumenta a medida que el pecho se vacía. Se da una “indigestión” de lactosa, porque se supera la capacidad del bebé para digerirla, con la ayuda de la enzima lactasa. De ahí la presencia de deposiciones verdes, explosivas, líquidas, con cólicos abdominales. Las mamás describen a su bebé como tragón, goloso, ruidoso al tragar, siendo esto manifestación de la forma en que la leche es expulsada.
En general, las tomas nocturnas se desarrollan con tranquilidad. Esto puede deberse a que las hormonas de la madre que siguen un ciclo circadiano intervienen en ese respiro nocturno.
Posibles soluciones
Tener exceso de producción de leche aumentada con un reflejo de eyección fuerte no es una situación envidiable ya que los bebés se ponen muy intranquilos y dan la impresión de no querer estar en el pecho. Comprenderlo es el primer paso para que la mamá encuentre, entre las sugerencias que recibe, lo que le va a convenir.
Dos objetivos se deben buscar: disminuir la producción, si es necesario, y calmar el reflejo de eyección fuerte. La mayoría de las mamás encuentra interesante ofrecer un solo pecho en cada toma e inclusive el mismo pecho cada dos o tres lactadas, y, en casos más graves, hasta seis horas del mismo pecho. Del otro pecho puede extraerse un poco de leche en forma manual para aliviarlo y no estimular más producción. Este manejo permite que el bebé no deba enfrentar una bajada de leche fuerte al comienzo de la toma, y en cambio drenará cada vez más el pecho para obtener más grasas. Esta sugerencia de no dar sino un pecho en cada comida es contraria a la que se oye con frecuencia de ofrecer los dos pechos al recién nacido; antes de iniciarla, se debe estar seguro de tener la producción de leche bien establecida y que el bebé haya subido bien de peso. La madre al comprender cabalmente cómo funciona la lactancia estará alerta, de manera que si la producción de leche baja mucho, ella puede re estimularla dando marcha atrás y ofreciendo de nuevo los dos pechos en cada comida.
Tal vez más que retardar la toma, que es a menudo el primer impulso de la madre cuando su bebé tiene dificultad para adaptarse al reflejo de eyección fuerte, es mejor amamantar con más frecuencia al bebé para facilitar las lactadas. Así disminuirá la cantidad de leche acumulada en los pechos y las tomas se desarrollarán más fácilmente.
Puede convenir también amamantar al bebé tan pronto se despierta, aún antes de que esté despierto del todo; de esta manera el bebé está más relajado, succiona más suavemente y hace salir la leche más lentamente, disminuyendo el riesgo de tragar aire mientras amamanta.
En el curso de una toma se presentan muchos reflejos de eyección de leche, pero es con frecuencia el primero el más intenso. Con pequeños trucos las madres pueden hacer que su bebé lo sortee: extracción manual antes de la salida de los chorros más fuertes, interrupción de la toma cuando el bebé comienza a tomar a toda velocidad, antes de que se atore, compresión del pecho para eliminar los chorros fuertes sobre un babero o sobre un pedazo de tela. También puede ser útil un recolector de leche, para juntar esos primeros chorros más fuertes y luego sí comenzar a amamantar. Aplicar compresas frías (máximo 20 minutos) entre las tomas, también puede ser aliviador.
Algunas madres experimentan dolor con enrojecimiento del pezón después de las tomas, por espasmos vasculares debido a la compresión del bebé en el pezón para frenar el flujo de leche. Las medidas de comodidad para los espasmos vasculares incluyen aplicar calor seco después de que el bebé libere el pezón (o simplemente presionar una mano sobre él), masajear la sangre de nuevo en el pezón y sostener al bebé piel con piel.
La posición del bebé en el pecho puede también contribuir al bienestar: un recién nacido seguramente estará cómodo si su madre está semiacostada y él encima del pecho de su madre, estando su cabeza y cuello más altos que el pezón de manera que la leche salga hacia arriba, en contra de la fuerza de la gravedad. Otras opciones que pueden ayudar: la madre puede sostener al bebé con almohadas e instalarse semiacostada en una silla reclinable. Otras madres se han dado cuenta que amamantar acostadas funciona mejor porque es más fácil para el bebé evitar atorarse, dejar que la leche que sale muy rápido escurra de su boca mejor que tener que tragar rápidamente. Un bebé mayorcito podrá amamantar sentado “a caballo” sobre la pierna de su madre de manera que quede vertical frente al pecho.
Otras alternativas para tener en cuenta como medidas de comodidad del bebé, incluye no usar bandas elásticas en su ropa, no acercar las piernas del bebé al estómago al eructar, voltearlo de lado para cambiar pañales en lugar de acostarlo boca arriba y usar un chupete ocasionalmente para satisfacer las necesidades de succión.
Si las técnicas de manejo mencionadas anteriormente se han utilizado durante varias semanas sin alivio, puede necesitar hablar con su médico sobre posibles medicamentos para reducir la producción.
También se puede ignorar todo lo dicho y volver a amamantar al bebé como se desee . A veces hay demasiado empeño en intentar limitar la producción de leche. Compartir un baño, el sueño, estar piel con piel y lactar por placer puede favorecer el retorno a la calma.
Tener tanta leche que escurre demasiado rápido no es una situación fácil de llevar y puede ser tan incómodo que se piense en un destete prematuro. La buena noticia es que suele ser pasajero, y al cabo de unos meses se regulariza. Una voluntaria de Liga de La Leche puede acompañarte cada vez que sientas que la lactancia se vuelve difícil, un grupo de apoyo puede ser ese espacio necesario para recordar los motivos por los que elegís amamantar.
Texto adaptado por Liga de La Leche Argentina, del original «Mucha leche, muy rápido y muy fuerte» (Marie Courdent), El arte femenino de amamantar (2017) y «Abundant milk and rapid milk ejection» (Mary Francell)