Así como no podemos saber cuándo nuestro hijo/a va a sonreír por primera vez, empezar a hablar, controlar sus esfínteres o a decidir ya no tomar siestas por las mañanas, no hay forma de predecir cuándo va a dormir toda la noche.
Como en todas las cosas que tienen que ver con el desarrollo de cada individuo, algunos niños pueden hacerlo antes y otros después, dependiendo de su singularidad, así vemos como cada niño/a llega a desarrollar nuevas habilidades a su propio ritmo.
Quienes se dedican a estudiar especialmente el desarrollo del sueño infantil describen una evolución natural en el sueño de los niños, por eso quisiéramos compartir con ustedes un pequeño resumen del libro “DORMIR SIN LÁGRIMAS” de Rosa Jové. Desde Liga de La Leche sentimos que tener información nos ayuda a pasar estas etapas de una manera diferente, sabiendo qué esperar dentro de la evolución natural.
Aquí te contamos un poco de lo que dice en su libro:
La mayoría de los padres piensan que sus hijos tienen problemas de sueño porque tienen despertares frecuentes o no duermen cuando ellos creen que deberían hacerlo. Pero en realidad tales problemas no existen, el sueño es un proceso evolutivo que se adapta a las necesidades de cada etapa de la vida. Cada niño/a tiene su horario y no hay que compararlo con otros niños, el problema está en las falsas expectativas que nos creamos los padres y en que normalmente hay una falta de sincronía entre el horario laboral o social de los adultos y el horario de sueño del niño.
Fases del sueño:
. Fase 1: Cuando empezamos a dormir, el sueño es muy ligero, tanto que si en ese momento nos hablan contestamos e incluso diremos que no estábamos durmiendo.
. Fase 2: El sueño es algo más profundo. Si nos hablan probablemente no atendamos a la primera.
. Fases 3 y 4: » Sueño profundo”. La mente está profundamente dormida, para despertarnos hace falta un ruido fuerte. El sueño profundo suele darse en las primeras horas de la noche. Los niños tienen más sueño profundo porque suelen ser más activos.
. Fase REM: Es la fase en que soñamos. El cuerpo está relajado pero la mente está muy activa. Entre estas fases todos tenemos múltiples despertares ya que ésto es crucial para la supervivencia. Normalmente los adultos no nos damos cuenta de estos despertares pero los niños se quedan despiertos por que se sienten inseguros, no saben que esto es normal y tienen miedo, necesitan que les tranquilicemos y les ayudemos a dormirse de nuevo.
Evolución del sueño infantil
Sueño del bebé de 0 a 3 meses
Tiene sólo fase REM y un sueño intermedio entre las fases 2 y 3.
No diferencia el día de la noche porque su sueño no se diferencia casi del sueño que tenía en el vientre materno. Aún no ha adquirido todas las fases del sueño del adulto.
El sueño se reparte en varias veces a lo largo del día y de la noche. Esto es así por distintos motivos:
– Necesita comer frecuentemente, ya que crece muy rápido y así evita hipoglucemias.
– Tiene que mantener la alerta de sus padres.
– Nace muy inmaduro e incapaz de valerse por sí mismo por lo que necesita atención constante para sobrevivir.
Bebé de 4 a 7 meses
Ya diferencia el día de la noche y, aunque cada niño tiene su ritmo, suele hacer un par de siestas durante el día y dormir un poco más de noche. Duerme unas 10 -15 horas diarias.
Bebé de 8 meses a 2 años
Esta es una etapa de grandes cambios ya que se empieza a introducir la alimentación complementaria, empieza a desplazarse y a relacionarse con el entorno, salen los dientes, sufre las llamadas crisis de angustia de separación (alrededor de los 8 meses), en torno a los 2 años empieza el control de esfínteres. Por eso su sueño se dice que es temido e inquieto. Temido: porque se dan cuenta de que hay un período de tiempo en el que se separan de sus padres y no controlan qué pasa. Inquieto: están más nerviosos debido a todos los cambios que experimentan. Por eso el sueño Rem es más inquieto ya que aquí se asimilan los aprendizajes pero también pueden provocar pesadillas y otros trastornos.
De 3 a 6 años
Normalmente a estas edades se suelen eliminar espontáneamente las siestas, ya que tiene más actividad diurna. Necesita menos horas de sueño pero duerme más horas por la noche. Duerme unas 10-12 h diarias y sigue necesitando sentirse acompañado/a. En esta etapa el sueño es ya bastante parecido al de los adultos. Como se observa el sueño va evolucionando a lo largo de la vida y en cada momento se adapta a nuestras necesidades. Nacemos sabiendo dormir y no necesitamos que nos enseñen ya que el sueño es algo natural y fisiológico y todo niño sano dormirá “correctamente“ algún día.
Métodos de adiestramiento
Aunque en España uno de los más conocidos es el llamado “Método Estivill” explicado en el libro “Duérmete niño”, a lo largo de los últimos 50 años diversos autores se han atribuido la invención de métodos para enseñar a dormir a los niños, dejándolos llorar según una tabla de tiempos.
¿Cómo funcionan estos métodos?
En primer lugar sembrando el pánico entre los padres. Se les crean falsas expectativas en cuanto a los horarios de sueño de sus hijos y se hace de lo normal un problema. Incluso, Se intenta hacer creer a los padres que sus hijos tienen un problema que si no se soluciona les acarreará graves trastornos en el futuro.
¿Qué ocurre cuando se aplican estos métodos?
Cuando dejamos a un niño solo en su habitación, sobre todo si es un bebé, se asusta: sus padres no están cerca y no sabe qué va a pasar. Ante esta situación de estrés el cerebro responde liberando las hormonas del estrés por excelencia que son la adrenalina y el cortisol. Estas hormonas impactan sobre áreas del cerebro que rigen las emociones a lo largo de nuestra vida y el lenguaje. Como consecuencia los niños que no son atendidos lloran hasta que estas áreas se colapsan. Como el cuerpo no podría aguantar durante mucho tiempo esta situación, para contrarrestar se liberan una serie de sustancias que provocan una bajada del estrés. Por lo tanto si tenemos en cuenta que para el niño la hora de dormir había llegado, y probablemente haya pasado, que lleva llorando mucho rato y está agotado y además acaba de recibir una “inyección” de opiáceos, es normal que caiga rendido y se duerma, pero no porque haya aprendido nada, simplemente está auto sedado. Esta es la base de los métodos conductistas, provocar un golpe neuroemocional en el niño y precisamente por eso funciona mejor cuanto más pequeño es.
¿Qué secuelas quedan a corto y largo plazo?
El niño aprende que nadie le va a hacer caso, que sus necesidades no merecen ser atendidas y por eso dejan de llorar, pero no porque no necesite a sus padres. Asocian dormir con estrés, mientras que un niño acunado, atendido, asocia dormir con relax, descanso placentero y a mediano plazo dormirá solo.
¿Qué podemos hacer para que duerma mejor?
Tres puntos fundamentales:
. Lactancia materna a demanda
. Colecho seguro
. Actitudes responsivas ante el bebé
Lactancia: La LM ayuda a dormir al bebé de dos formas: 1- La leche materna tiene un aminoácido que ayuda a conciliar el sueño. 2-El pecho tiene un efecto relajante sobre el bebé, por la misma succión, por el contacto piel con piel, el olor de mamá, su calor.
Colecho:Dormir con los cuidadores.
Ventajas del colecho:
-Minimiza el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante, ya que el bebé sincroniza su respiración con la de la madre. Además le ayuda a «aprender » a pasar de una fase del sueño a otra.
Actitudes responsivas ante el bebé: Para un recién nacido lo principal es sobrevivir. Si se siente acompañado y con sus necesidades satisfechas será un bebé más tranquilo.”
Rosa Jové | Breve Biografía
Rosa Mª Jové Montanyola (Lleida, 1961), licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, está especializada en Psicología Clínica Infantil y Juvenil y en Psicopediatría (bebés de 0 a 3 años). Igualmente es Licenciada en Historia y Geografía con Especialización en Antropología Infantil y en Psicopedagogía con experiencia de más de diecisiete años trabajando para el Departamento de la Generalitat de ayuda a menores con problemas escolares y diversos trastornos, así como asesorando a padres y escuelas.
Es miembro fundador del Grupo de Psicólogos en Emergencias y Catástrofes de Cataluña, con más de treinta intervenciones, entre las que destacan las inundaciones de Biescas o los atentados del 11-M. Desde 1994 es la responsable del Gabinete de Psicología del Centro Médico CMS con consultas en Lleida, Barcelona y Madrid.
Sus libros publicados que han cosechado un gran éxito: Dormir sin lágrimas, La crianza feliz, Ni rabietas ni conflictos y 365 ideas para una crianza feliz.