Cuando el bebé succiona estimula los receptores sensitivos del pezón y la areola, enviando una señal nerviosa de activación a la glándula pituitaria (que se encuentra en el cerebro), avisando que el bebé quiere leche.
Esta glándula responde liberando dos hormonas que actúan sobre las glándulas mamarias activando la producción de leche:
– Prolactina: estimula la producción de leche.
– Oxitocina: favorece la eyección de leche.
El estímulo de la succión junto con el vaciamiento frecuente de los pechos contribuyen a mantener la producción en marcha. Produciendo leche cada vez que este circuito se activa, sin importar cuánto tiempo haya pasado de la toma anterior, mientras más estimulo haya más leche se produce, estableciendo la producción en respuesta a la necesidad del niño.