Necesitamos reconocer que “nuestra casa se está incendiando” y que la próxima generación requiere que actuemos rápidamente para reducir las huellas de carbono en todos los ámbitos de la vida. La lactancia materna es una parte de este rompecabezas, y es necesario una inversión urgente en este sector. Joffe, Webster & Shenker. (2019)1

Aumentar las tasas de lactancia materna en todo el mundo ayudará a reducir significativamente nuestra huella de carbono, este indicador ambiental refleja la «totalidad de gases de efecto invernadero emitidos directa o indirectamente por un individuo, organización, evento o producto».

¿Cómo puede la lactancia afectar a algo tan global como es la Tierra? La respuesta está en el hecho de que la lactancia es ecológica, y no daña el hogar en el que vivimos, compartimos hechos que lo demuestran:

  • La producción de leche materna no requiere de una planta industrial, y a diferencia de la producción de fórmula, que consume recursos naturales, el simple acto de extraer la leche del pecho asegura que se producirá más cantidad.
  • La leche humana no requiere envases, se salvan árboles al no utilizarse etiquetas, y no se consumen recursos no renovables para fabricar biberones, envases, o tetinas.
  • Los sustitutos de la leche humana, ya sea que estén basados en leche de vaca o soja, requieren de un uso intensivo de la tierra, para pastoreo, cosecha o alimentación de animales. Este acto, no sólo afecta la producción de otros alimentos, que no provienen del pecho, sino que también colabora con la deforestación y la erosión del suelo.

De acuerdo al reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación: El sector ganadero emite más gases de efecto invernadero que los vehículos de transporte si la emisión se mide en CO2 equivalente. Además constituye una fuente de degradación del agua y de los suelos.

La madre que amamanta a su bebé, generalmente está exenta del periodo menstrual por varios meses. Este hecho no sólo resulta en un espaciamiento natural de los embarazos (lo que desacelera el crecimiento de la población), sino que también ahorra dinero, recursos, y espacio natural necesario para producir o desechar productos sanitarios.

Preparar fórmula en la casa requiere de combustible para calentar y esterilizar el agua y los contenedores. Este derroche de recursos naturales (si lo comparamos con la lactancia) es innecesario, y en los países en desarrollo el acceso al agua segura y al combustible para hervirla es escaso, por lo que la alimentación con fórmula expone a los lactantes a un mayor riesgo de contraer enfermedades.

La leche materna es la alimentación natural para lactantes, niñas y niños pequeños. El amamantamiento temprano (dentro de la primera hora tras el nacimiento), exclusivo (durante 6 meses) y posteriormente continuado hasta los 2 años o más (con alimentos complementarios adecuados y seguros) proporciona una nutrición óptima, única y perfectamente equilibrada para los y las lactantes incluso en un medio ambiente contaminado.

La lactancia materna es ecológica, no daña la Tierra, el hogar en el que vivimos.

1- Support for breastfeeding is an environmental imperative, Joffe et al, 2019

Más información sobre ecología y lactancia:
– “Pies diminutos, huellas enormes” , LLL Int’l
“Apoye la lactancia materna por un planeta saludable”, WABA Action Folder 2020